Se dice que el hombre
es el único animal que cae dos veces en la misma piedra. No le falta razón a
esa afirmación. El ser humano, por desconocimiento, tozudez o ceguera suele
tardar en ver los errores. Bueno, solo cuando son propios, cuando esos errores
son ajenos, tenemos un don de verlos hasta donde a veces ni los hay.
El Granada, como su
propio entrenador afirmó llegaba con la necesidad de los puntos. Uno en tres
jornadas era un bagaje muy pobre. Y el recibir al Deportivo, aquel gran club de
los noventa y dos mil, antes de la salida a Barcelona hacía casi una necesidad
la victoria.
Anquela jugó toda la
semana al despiste, y al final optó por la alineación más lógica a priori. Mainz
volvía al eje de la defensa ante la baja de Borja. Nyom continuaba en el
carril, pese a que apuntaba que Ortiz jugaría. Y en la banda entraría Torje,
primera vez titular en liga, tras las buenas actuaciones con su selección. Brahimi
esperaría su oportunidad desde el banquillo.
El equipo salió con
idea de ir a por el partido. Y de salida mucho mejor que su rival. Torje y Nyom
hicieron buenas internadas, eso si, ante uno de los laterales más flojos de la
liga como es Evaldo. Pero ese aparente dominio duró muy poco. Por momentos y
sin controlarlo del todo, el Depor se iba para arriba. No creaba jugadas de
verdadero peligro, pero ganaba todos los saltos, los rechaces, la posesión y el
Granada empezaba a no crear tanto peligro. Y justamente de un mal control de Mainz, una
peor cesión a Toño y un mal despeje de este, Nelson Oliveira que había entrado
para sustituir a Riki, se aprovechaba y hacía el 0-1 en el minuto 40.
En el descanso, Arabi
dejaba su sitio al nuevo fichaje Brahimi. A mi parecer dos jugadores muy
parecidos. Abusan de la conducción de la pelota, del regate en sitios
peligrosos, pero que poseen unas cualidades impresionantes y una visión de
mucho nivel. Quizás Brahimi sea más eléctrico, y eso ayudó a que la pelota
fuera mucho más rápida, pero si ambos aprendieran a dar el pase antes y
asociarse con sus compañeros, serían mucho más rentables ambos.
En la segunda parte el
Granada se marchó arriba a por el partido y fue cuando el Deportivo dispuso de
las mejores ocasiones. Un tiro al larguero que botó sobre la línea o dentro según
quien lo diga, y un buen tiro que Toño paró a Pizzi. Anquela metió a Machis y
Jaime por Mikel y Orellana. En el 81 Floro conseguía el empate en casi el
primer tiro entre los tres palos. Mucho balón colgado, pero sin efectividad.
Tras el gol el Granada tuvo dos buenas ocasiones con un tiro de Siqueira desde
fuera del área y otra de Jaime desde dentro al botar un corner. Pero el
marcador ya no se movería. Un punto que para los dos equipos debe saber a poco,
aunque para mi gusto el Depor se mereció más. Al final del partido, la afición
mostró su malestar por el equipo. No solo es que no salgan las cosas, a veces
se nota la desgana por parte de algunos jugadores.
Algo que llevo
comentando desde principio de temporada. Tenemos gente muy buena, pero
parafraseando a Mou, no tenemos equipo.
Seguimos buscando las individualidades en los hombres de arriba. Tenemos
jugadores desequilibrantes, pero que a este nivel de competición no basta. El fútbol
es un juego de equipo, y nosotros no jugamos como tal. Abusamos de la conducción,
hasta que no aprendamos que la pelota corre más que los jugadores, vamos a ser
un equipo muy fácil de parar.
Y si ya de por si
tenemos un equipo muy roto entre la línea Iriney-Mikel y los de arriba, Anquela se empeña en
romperla más. Y ya van tantas veces, que me extraña que aún no lo vea. Como si
en un manager de PC se tratase, la falta de gol, intenta solucionarla
acumulando gente en el área y vaciando la medular. Al igual que el día de
Sevilla o Madrid, hoy no hemos trenzado jugadas. Un continuo golpeo de balones
en largos a los puntas y que se peleen.
A día de hoy el equipo
no juega a nada. Anquela aún no ha definido que es lo que quiere sacar de este
equipo. Y empiezan a pasar las jornadas.
Personalmente veo 3
grandes carencias al equipo a día de hoy, que el Mister debería solucionarlas:
La primera es el problema de meter a jugadores
con calzador. Arabi no es el jugador del Caen. No es rápido, es fuerte para
pelear que es lo que se le pedía en Arabia. Su puesto es la delantera o media punta,
pero no escorado a una banda. Esto tiene el inconveniente de que arriba esta
Floro, y en la media se pisa con Orellana. Más que complementarse, se estorban,
y habrá que ver ahora, con la figura de Brahimi que también se postula para esa
demarcación. Anquela debe mirar por el bien del equipo y sentar alguno y poner
a cada uno en su posición. Intuyo que Floro o se pone las pilas, o será el que
pierda la partida para colocar al Arabi en punta. Y misma suerte puede correr
Orellana si no demuestra lo que se le pide. En breve vuelve Dani Benítez, y la
banda y ataque granadinista lo piden a gritos.
La segunda es la
construcción del juego. Y es mucha más clara esta carencia con el paso de los
minutos. Por momentos Iñigo o Mainz tienen que llegar con el balón hasta el
medio campo, sin un solo apoyo, y ante la presión no hay otra más que rifarla. Desde
Iriney/Mikel a la delantera hay un espacio abismal. En vez de bajar a pedirla y
subirla, tienden a irse al área, con lo que la mitad de las veces el balón no
llega. Solo cuando entramos por banda se ve algo distinto, pero son jugadas
aisladas de dos jugadores, que no puede ser esa la creación del juego del
Granada.
Y la tercera es la
ansiedad. No ha sido un buen calendario. Tener que visitar Madrid y Barcelona
de salida deja poco margen de error. Toño esta siendo cuestionado, y eso no
ayuda a que este tranquilo. Mainz ha cometido un error infantil. Arriba lo
mismo. El equipo está entrando en un estado de ansiedad que hace que no ayuda a
que salgan las cosas bien. Una ansiedad que salpica al mister. Con
declaraciones poco afortunadas, y cambios erróneos, que más que ayudar para
atacar mejor, hacen todo lo contrario.
Barcelona es un campo
difícil donde querer recuperar el terreno perdido, pero el partido del Celta se
antoja a priori como un punto de inflexión en el equipo. Hay tiempo de reacción,
pero las dinámicas negativas pueden hundir hasta los equipos más grandes.
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